En conformidad con los requerimientos de la CMNUCC y de las Directrices del IPCC de 2006, las emisiones de GEI generadas por el consumo de combustible fósil en el transporte internacional aéreo y marítimo, y las emisiones de CO2 de la biomasa que se quema con fines energéticos fueron cuantificadas, pero no incluidas en el balance de emisiones y absorciones de GEI del país, reportándose por separado como partidas informativas.
En 2022, las emisiones de GEI de la Aviación internacional contabilizaron 810 kt CO2 eq, incrementándose en un 156 % desde 1990, y disminuyendo en un 12,6 % desde 2020. Este crecimiento se debe directamente al incremento de uso de combustible por una mayor cantidad de pasajeros transportados al año, de acuerdo con datos del Banco Mundial. Por otra parte, la fuerte disminución de estas emisiones durante el año 2020 (47 % menos que el año 2019) se debió a los efectos de la pandemia en el comercio internacional junto con la reducción de vuelos comerciales. Las emisiones de GEI de Navegación internacional, por su parte, contabilizaron 740 kt CO2 eq, aumentando en un 23,6 % desde 1990 y en un 113 % con respecto al 2020. Se observa una tendencia al alza entre el período de 1990 a 2006; pero luego se invierte la tendencia disminuyendo constantemente hasta el 2020, donde se observa una brusca caída producto de la pandemia mundial, con una posterior recuperación de la tendencia para el año 2022 a niveles prepandemia.
Cabe destacar que la información proporcionada por el Servicio de Aduanas y la información publicada en el BNE provienen de distintas fuentes y son conducidas por objetivos distintos, por lo cual los criterios de cuantificación utilizadas pueden no ser comparables en su totalidad. Esta diferencia en datos de actividad junto con que es posible que, por cómo se maneja la información de los vuelos, se estén considerando dentro de los vuelos internacionales los viajes a la Antártica y las islas lejanas al continente americano (tales como Juan Fernández e Isla de Pascua), genera una subestimación de las emisiones nacionales. Debido a esta diferencia, se considera mejorar la información utilizada en el mediano plazo.
En 2022, las emisiones de CO2 de la biomasa quemada con fines energéticos contabilizaron 26.329 kt CO2 eq, incrementándose en un 109 % desde 1990 y en un 4,0 % desde 2020. El principal causante del aumento en el consumo de leña es la sostenida expansión de la demanda del sector residencial y las variaciones en el autoconsumo del sector de Pulpa, papel e imprenta.
[1] Se consideran como internacionales todas las emisiones procedentes de viajes que salen de un país y llegan a otro.
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